Nadie nace cristiano; no es una herencia, transmitida o ganada. En cambio, la Biblia dice: “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. (Injil, Romanos 10: 9)
Como parte de mi trabajo, de vez en cuando viajo en avión. Por supuesto, creo que un avión puede ir de un sitio a otro; pero cuando cojo personalmente el avión confío en él, en los pilotos y en la tripulación. Confío en que saben lo que hacen y que pilotarán el avión (y a mí) con seguridad hasta donde quiero ir. Creer en Jesús es parecido. Convertirse en cristiano significa poner toda tu confianza en Dios para que te perdone, te salve personalmente y te transforme por la fe en Jesús.
En la fe, hay pasos para encontrar la paz con Dios:
En primer lugar, sé sincero con Dios. Es una invitación a ser honestos con nosotros mismos, a vernos ante Dios como realmente somos: rebeldes, pecadores, espiritualmente muertos. Confiesa que te has rebelado contra Dios y que no le has dado el lugar que le correspondía en tu vida. La Biblia dice: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda iniquidad. (Injil, 1 Juan 1: 8-9)
Cree de corazón que Jesús murió en la cruz para pagar todos tus pecados. Su muerte en la cruz no fue un error; fue planeada por Dios para nosotros. Lo que Jesús ha realizado es suficiente para reconciliarnos con Dios.
Tercero, arrepiéntete. Es decir, date la vuelta y en lugar de vivir tu propia vida, empieza a vivir a la manera de Dios. Dios nos da el Espíritu Santo para ayudarnos a cambiar. No podemos cambiar por nuestras propias fuerzas. Pero Dios Todopoderoso nos transforma desde adentro a través de su Espíritu.
En cuarto lugar, pídele a Dios que te perdone y confía en Él. Habla con Dios ahora mismo en oración sincera. Isaac Newton, el gran científico, dijo: “Puedo coger mi telescopio y mirar millones de kilómetros en el espacio. Sin embargo, puedo ir a mi habitación, y mediante la oración acercarme a Dios y al cielo – la experiencia que todos los telescopios del mundo juntos no pueden darme.”
La Biblia promete: “Todo el que invoque el nombre del Señor se salvará. (Injil, Romanos 10:13) Ábrele tu corazón. Pídele a Dios que limpie todos tus pecados con la sangre que Jesús derramó en la cruz y demuéstrale de inmediato y con humildad tu gratitud, porque puedes estar seguro del perdón de Dios: “Todo el que cree en su nombre recibe el perdón de los pecados. (Hechos 10:43)
Un día, hace unos años, estaba cansado de sentir a Dios tan distante y mi corazón tan turbado, de ver el pecado tan poderoso y maligno en mi vida, recé de esta manera:
“Señor Dios, confieso que soy pecador. Jesús tomó sobre sí el castigo que merezco, murió por mis pecados; creo que ha resucitado, que ha vencido a la muerte. Hoy me arrepiento de todos mis pecados y confío sólo en Jesús para mi salvación y te doy gracias por perdonarme y acogerme. Oh Jesucristo, mi Salvador, conviértete en mi Señor, quiero vivir para ti en tu fuerza. Amén. ”
Ojalá que hoy también puedas expresar tu oración personal. Una nueva vida comenzará … “Si alguno está en Cristo, es una nueva creación. Las cosas viejas pasaron; he aquí que todas son hechas nuevas.(2 Corintios 5:17)
Esto es sólo el principio.
La salvación de un hombre no es un fin en sí mismo ni una recompensa por ser bueno. Es un principio; el principio del conocimiento del Dios vivo. Dios no te salva para dejarte como estás, tiene un propósito para tu vida, el de revelarse a ti cada día más para que tu conocimiento se evidencie por tu victoria sobre el pecado y la transformación de tu corazón. De este modo, rebosará de amor y te moverá al bien. Es siguiendo a Cristo como te transformarás a ti mismo. Igual que un camaleón cambia al color de su entorno, así tu corazón se vestirá del amor de Dios a medida que descubras al Dios vivo. Sin embargo, debes estar dispuesto a buscar un mayor conocimiento de Dios a través de Jesucristo. Dios te ha dejado tres ayudantes que es prudente aprovechar.
Lee su Palabra, la Biblia. .. ¡lee! Te animo a que empieces a leer los cuatro evangelios.
Deja que el Espíritu Santo ilumine tu mente y la renueve … ¡no te niegues a oírle hablar a tu conciencia!
Busca a tus nuevos hermanos de corazón, cristianos… búscalos, porque no están lejos, y están dispuestos a compartir contigo su experiencia de Dios.
Póngase en contacto con nosotros para ayudarle.
La Biblia promete: “Pero a todos los que le han recibido [Jesus Christ], a los que creen en su nombre, les ha dado el poder de llegar a ser hijos de Dios”. (Injil, Juan 1:12).